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Julio VelascoEl nuevo DT de la selección de vóleibol, en su primer contacto con la prensa argentina, ya mostró rasgos únicos de su personalidad: «Italia es mi segundo país, éste es el primero», contó orgulloso.

«No me tienen que agradecer, yo vine acá a cumplir mi sueño». Así se presentó Julio Velasco, flamante entrenador de la selección argentina de vóleibol, ante una multitud que lo escuchaba atentamente en el Hotel Plaza de la Ciudad de Buenos Aires. Es de las personas que encantan a la gente. Enseguida uno se siente a gusto con él. Entre risas, el entrenador agregó: «Para los dirigentes fui como una chica fácil. En cuanto se dio la oportunidad la aproveché. No fue difícil para mí tomar esta decisión”.

«Tengo que ser sincero. Pensé que esto no se iba a dar nunca. El vóley me dio tantas cosas que pensé que ésta no se iba a dar. Siento alegría y responsabilidad por que sé que las expectativas son altísimas. El tener un nombre como el mío hace que esto sea así, no hay vuelta atrás y lo entiendo», comentó Velasco acerca de la esperanza que hay en torno a su llegada.

Tras la salida de Javier Webber, el nombre de Julio Velasco, una eterna ilusión del hincha argentino, comenzó a tomar fuerza. El ex entrenador de Irán se mostró agradecido con la federación de aquel país. “Todos daban por descontado que me dejarían venir pero yo creo que en cualquier otro país no lo hubieran hecho. Ellos entendieron que yo quería venir a mi país, por que ellos también lo sienten así. Vamos a establecer lazos con Irán para ayudarlos hasta los Juegos Olímpicos de Río en símbolo de gratitud por este gesto que tuvieron”.

Visiblemente emocionado, el entrenador recordó sus inicios en el vóleibol, y todo lo que ese deporte le dio: «El vóley me salvó en la etapa más difícil de mi vida, que fue el proceso militar».

-¿Qué le genera ser el técnico de la selección tras 31 años afuera?

-Siempre digo que el voleibol argentino es un milagro. Soportó la crisis del país, de la federación internacional y la propia. Sin embargo, el nivel siempre se mantuvo. Era un orgullo para mí explicar el milagro argentino en Europa. Ahora, para mi es un orgullo y una responsabilidad poder hacerme cargo de todo esto.

-En los últimos años, las salidas de los entrenadores han sido traumáticas. ¿Por qué cree que esto se dio así?

-Cuando a un equipo le va mal, nunca creo que el responsable sea el entrenador, y menos ahora. El problema está en que no se trata de encontrar el problema si no a los culpables. Entonces, una vez que se encuentra al culpable se lo saca pero el problema sigue estando ya que nunca se encontró.

-¿Cómo quiere que sea su equipo?

-No quiero hablar de los defectos antes de hablar con los jugadores. En términos generales, me gustan los jugadores duros, no los que se hacen los duros. Un jugador duro es uno que se la aguanta en los momentos difíciles, no el que saca pechito. Me gusta que el jugador sea así, pero quiero que lo demuestre menos. ¡Todo el mundo sabe que nos la bancamos, hay que dejar de mostrarlo! El jugador argentino es habilidoso pero eso no es suficiente. Los otros también tienen jugadores habilidosos. Si nos la creemos un poco menos vamos a mejorar mucho. La competencia es muy dura. Hay que ser humildes y tener convicción para poder hacer las cosas mejor que el resto.

-Las expectativas son grandes. ¿Cuáles son las suyas?

-No puedo prometer resultados. Hay que tener en cuenta que los otros también tienen buenos técnicos, buenos jugadores, hacen todo igual a nosotros. Lo que si puedo prometer es que la gente va a estar orgullosa del equipo. Si la selección le da orgullo a los jóvenes, nuestra función estará cumplida.

-¿Y las expectativas en el corto plazo?

-La World League de este año la voy a tomar como un entrenamiento. Si no entreno ahí no sé cuándo lo haré.

-¿Sabe quién será el capitán?

-No lo tengo decidido. Cuando el capitán no se cae de maduro dejo que los jugadores lo elijan. Para mi el capitán no es mi representante dentro del equipo. Es el representante del equipo para con el cuerpo técnico y los dirigentes. En Irán lo hice así y se eligió al capitán de modo totalmente democrático, algo inusual allí [risas].

-¿Cómo hace para mantenerse activo y con ganas después de tantos años y de haber ganado todo?

-Trato de mantener el entusiasmo, las ganas de trabajar. No es suficiente ser profesional si no que hay que tener pasión por lo que uno hace. Admiro a Giovanni Trapattoni. Tiene más de 70 años y sigue buscando equipos como si fuera un chico. Ojalá pueda seguir así a su edad.

-¿Qué le genera dirigir a los hijos y sobrinos de sus ex jugadores?

-Para mí es como un cuento. No es que sólo los dirigí, estuvimos juntos en el 82. Soy lo que soy gracias a esos jugadores. Gracias a ellos me fui a Italia. Esos jugadores hoy son mis amigos.

-¿Piensa quedarse en el país?

-Estoy muy contento de estar en la Argentina, pero tengo a toda mi familia en Italia. No puedo venir para siempre acá aunque esto hace que pueda vivir una larga parte del año acá y después irme a ver a mis hijas a Italia. Para mí, es una situación ideal. Estar en mi país, con mi idioma. Italia es mi segundo país, éste es el primero.

Fuente: Cancha Llena – Foto: FeVA

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