Dos glorias de las épocas de bronce de la selección argentina, opinan sobre el buen momento del joven equipo de Weber, que busca su pasaje a Londres 2012.
Formaron una de las duplas más recordadas no sólo en la época de los bronces argentinos en los ‘80 sino también del vóley mundial. Y siguen juntos, como hace más de 30 años, ahora divirtiéndose y disfrutando del legado que dejaron en una generación que anoche empezó a transitar el camino hacia su primera participación olímpica. Hugo Conte y Waldo Kantor son tan inseparables como siempre: afuera es igual que en los tiempos en que deleitaban a todos adentro de la cancha.
“Esto que pasa es algo divino. En mi caso no es sólo Facu, mi hijo. Son varios chicos que tuvimos en brazos y a quienes les cambiamos los pañales. Y es muy lindo verlos jóvenes y con tantos sueños”, dice Hugo. “Es emocionante verlos con esa camiseta, con la selección: Uriarte, Conte, Quiroga, Castellani (todos son hijos de ex voleibolistas de selección). Es la genética”, destaca Waldo.
Conte lo subraya: todos hicieron que sus hijos hicieran también otros deportes. Pero en la sangre les corría vóley. “A ninguno le dijimos ‘Vos tenés que jugar al vóley. Queríamos que crecieran haciendo deportes”, dice Hugo. “Creo que con esta generación, que viene obteniendo resultados en menores y juveniles desde 2005, vamos a poder disfrutar como mínimo de dos ciclos olímpicos. Hay un futuro impresionante, pero hay que trabajar mucho. No hay que ponerles techo ni pedirles podios y esas cosas. Tiene que fluir”, plantea Kantor.
“Vamos a poder verlos por muchos años. Son muy talentosos, tienen hambre y son jóvenes. Con el tiempo y el crecimiento, seguramente van a lograr sus sueños. Son pibes muy maduros para la edad que tienen. Y no sienten la presión de los partidos importantes. Es algo ‘raro’ de este equipo. Nosotros, en esos casos, sentíamos que eran partidos importantes. Ellos entran y juegan. Y a esa presión la transforman en algo positivo”, se enorgullece Hugo.
“Si vos los ves jugar, hay un sentimiento de diversión, de picardía y de talento que hace que se desmitifique la presión. Y cuando aprendan a manejar los partidos importantes, la diversión va a seguir estando. Ahí los vamos a ver en el punto de cocción justa. En este campeonato, tienen la madurez y la certeza de que se están jugando una participación olímpica, que es lo más grande que puede tener un deportista”, cierra Waldo.
Adentro de la cancha, buscando el pasaporte a Londres, están esos pibes que gateaban al lado de la cancha mientras la Argentina de los ‘80 brillaba con varios nombres que ahora se repiten en la espalda de las camisetas albicelestes.
Fuente: Gabriel Rosenbaun / Mundo D – Foto: Captura Web
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