¡Su equipo lo logró! ¿Candidato insospechado? ¿El favorito? ¿Primera vez? ¿Siempre lo logran? ¿Están fuertes? ¿Agotados? ¿Tienen ventaja sobre los demás? Cualquiera sea la forma en que un equipo se clasifica, cualesquiera sean las condiciones, el competir en las finales de un campeonato es emocionante, divertido. Los jugadores deben mantener la experiencia en perspectiva. No es cuestión de vida o muerte: es un honor del que sólo unos pocos disfrutan. Ese momento debe ser saboreado, disfrutado, compartido.
Los entrenamientos de preparación para estos torneos o finales deben ser intensos. Recuerde que los entrenamientos deben ser placenteros pero disciplinados. Las expectativas influyen en gran medida el clima de los entrenamientos. Debe ajustarse al ambiente, controlando la atmósfera que envuelve al equipo. Si el clima es serio y tenso, aflójelo; si el equipo está indebidamente presumido, ajuste las riendas; si las influencias externas son destructivas, debe excluir del entrenamiento a los observadores. La participación en las finales es el objetivo último de la competición. Los jugadores deben aprovechar la oportunidad de aprender a perseguir los objetivos implacablemente, ganen o pierdan.
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