Apenas se inicia la conversación menciona que aún le queda una reunión: debe ir organizando los viajes de la Selección para la VNL. Aun con todo ese rompecabezas interminable de ocupaciones hasta la última hora de la noche, la entrevista con Insiders se extiende durante casi cincuenta minutos en los que Méndez profundiza sobre la renovación del contrato con la Selección Argentina, los planos de la celeste y blanca para 2025, su actualidad en la Plus Liga polaca y la Champions League europea y su futuro en la Superliga de Italia. A esos temas, inevitables, les suma reflexiones sobre los desafíos de los entrenadores contemporáneos, la evolución del vóley moderno, la incomparable pasión con la que los polacos viven un deporte que casi opaca al fútbol.
Las entrevistas o los diálogos con Méndez son como sus tiempos muertos: sin estridencias, con un discurso muy medido, sin sobreactuación ni ornamentación innecesaria.
En la era de la incontinencia verbal del streaming que obliga a hacer y pensar todo para el recorte en redes, Méndez va a contramano. No es efectista, no utiliza un lenguaje ultraprocesado ni frases altisonantes destinadas a convertirse en un volante.
Méndez no tira títulos, no los persigue: el disfrute está en el hilo de la charla, en la interacción de conceptos, en la mirada lúcida que no necesita de artificios.
–¿Cómo opera la cabeza de un entrenador que está en etapa de definición de Plus Liga, a dos días de un partido clave en la Champions y que al mismo tiempo debe ir pensando en la Selección y en su futuro equipo de la Superliga de Italia?
–Con mucho trabajo. Mucho trabajo. Mucho trabajo –lo repite tres veces-. Estoy acostumbrado, porque tengo esta doble función de clubes y Selección desde hace varios años. Ahora se suma que emigraré de Polonia a Italia. Pero de eso prefiero no hablar. Los objetivos del Jastrzebski Wegiel siguen siendo muy grandes: clasificarnos para el Final Four de la Champions y jugar la definición de la Copa de Polonia y los playoffs de la Plus Liga. La cabeza está un poco en todos lados, pero estoy acostumbrado y me gusta hacer lo que hago.
–¿Realmente lo disfruta? ¿No se vuelve agobiante?
–No puedo parar. Estoy un poco cansado, es cierto, porque estoy permanentemente tomando decisiones, y mis decisiones pueden cambiar el destino de muchas cosas. Me siento muy responsable por cada una de esas decisiones. Pero insisto: me gusta y todavía estoy en condiciones de hacerlo en varios frentes. Dentro de poco, quizás necesite algún descanso. Mientras esté con ganas, todas estas responsabilidades me entusiasman y me motivan.
–¿Desconecta en algún momento?
–No mucho. Cuando termine la temporada voy a tratar de desconectar una semana del trabajo. Pero es difícil. Hasta que no esté cumplido el último objetivo en el club, sé que seguiré dándome manija.
–¿No hay un momento en el día en que pueda ver una serie, escuchar un podcast o hacer algo que lo saque del vóley?
–En los últimos cinco meses estoy tratando de hacer algo por mi físico: cuidarme un poco más, hacer pesas, ejercicios de flexibilidad. Ahora empecé a sumar algo aeróbico. Estoy contento con eso, porque hace tiempo que me venía costando ser constante. Eso es lo único que me ayuda a despejarme. A veces voy a comer afuera, pero no mucho más. Tener a Kinga, mi perra, también es muy importante –la llama en la videollamada, la alza, la muestra en cámara- y me distiende un poco.
–¿No aparecen momentos de saturación, agotamiento y, por ende, menos lucidez y menos creatividad?
–Sí, puede ser. A veces uno se pone monótono y va perdiendo creatividad, incluso en los entrenamientos. Uno se automatiza y cumple la rutina con mucha disciplina, lo que no está mal por sí mismo. A veces la creatividad vuelve por necesidad: quizás perdés un partido que no estaba en los planos perder y se te prende otro chip que te hace buscar una solución más creativa. Ser disciplinado y metódico es importante para la rutina de trabajo, pero no podemos perder creatividad.
“Me quedó algo pendiente con la Selección”
La extensión de su contrato con la Selección fue, hace algunas semanas, una bomba cuya precuela narró Insiders. Después de colgarse un bronce olímpico en Tokio y de ganar por primera vez un Sudamericano de Mayores en el que participara Brasil, la persiana de su ciclo parecía haber bajado después de la temprana eliminación en los Juegos Olímpicos París 2024. Pero la celeste y blanca seduce. Y aquí está, otra vez, para asumir una temporada picantísima, con VNL –la Liga de las Naciones es el torneo anual de la FIVB- y el Mundial.
«Me quedó algo pendiente con la Selección. El año pasado, al correr detrás de la clasificación olímpica a París 2024, no pude completar lo que quería: darles oportunidades a otros jóvenes y terminar de conformar el grupo para afrontar las próximas temporadas», dice.
«Ésa era mi intención principal: tener al menos un año más con la Selección. Por eso busqué un club que al menos me permitiría cumplir con las dos funciones al menos en 2025», agrega.
–¿Cómo imagina este 2025 de Selección? ¿Cuáles son los objetivos principales?
–Quiero encaminar el trabajo que mencionaba recientemente y, si hay algún resultado negativo, será el responsable de eso. No me gustaría que lo pague otro entrenador, porque era una tarea que de cierta manera me quedó pendiente. Me gustaría allanar el camino en este nuevo proceso. Conozco a los jugadores, conozco el circuito mundial, conozco la FeVA y los entes nacionales que contribuyen con el vóley. Entonces, creo que puedo dar una mano en ese proceso y dejar allanado el camino.
–Ese camino del que habla, ¿está atado al ciclo olímpico hasta Los Ángeles 2028?
–Yo quiero empezar este ciclo y ver hasta dónde llegar. Todavía no tengo determinado cuál será el final. Me gusta trabajar y formar nuevos jugadores, pero también tengo la intención de darles experiencias internacionales relevantes a otros técnicos, a los preparadores físicos, médicos, kinesiólogos, para que esto continúe por el camino que vinimos transitando.
–¿Ya está definido el cuerpo técnico para 2025? ¿Quién será su mano derecha?
–Faltan algunos detalles, pero en general el cuerpo técnico ya está conformado. Y Horacio Dileo, con quien estuvimos en buena parte de mi ciclo (fue su asistente en Tokio 2020+1 como dato principal) va a estar nuevamente en mi staff como asistente principal. Estoy hablando mucho también con los preparadores físicos, los médicos y kinesiólogos. Estamos armando algo lindo.
–El año pasado, por ir detrás de una clasificación, hubo jugadores casi sin descanso, algunos de los cuales debieron jugar lesionados, como Agustín Loser. ¿En 2025 van a dosificar más las cargas? ¿Se compartirán entre VNL y el Mundial?
–Voy a tratar de dar descansos más largos, pero sabiendo que tengo que conformar el nuevo equipo. Quiero hacer algo como hice cuando asumí, en 2019, con una mezcla de experiencia y juventud. Se les dará un poco más de tiempo a algunos jugadores que hayan jugado ligas pesadas o que lleven muchos años consecutivos sin parar en la Selección. Pero también tenemos que saber que cambió el sistema de la VNL y este año hay descenso. Debemos mantenernos siempre competitivos y muy atentos. Un jugador, un equipo y una selección crecen aprendiendo a perder, pero también aprendiendo a ganar. Y si perdés seguido, crecer es complicado.
–Como mencionó, cambia el sistema de la VNL y comienza la nueva era de los Mundiales, que se jugarán cada dos años. ¿El Mundial es el torneo central este año para Argentina?
–El Mundial es el torneo central, el más importante, pero para nosotros es importantísima la VNL, porque el público verá caras conocidas y otras que no tuvieron tanta participación en los últimos tiempos. Van a participar más otros armadores, otras puntas, tal vez otro opuesto, algún central nuevo también. Y daremos más tiempo libre para algunos de acuerdo a cada fin de semana.
La idea es crecer como colectiva e individualmente, y al mismo tiempo obtener buenos resultados. Siempre digo que vamos a apuntar a ser campeones de cada torneo. No hay cambio eso. Ése es nuestro deseo. Pero tenemos que entender que es un proceso y que necesitamos que algunos jugadores crezcan más.
–Mencionó la situación de los armadores. ¿Cuál es la situación de Luciano De Cecco? Sé que él planteó que en principio no quería competir este año.
–En la VNL quiero darles experiencia a otros levantadores, como Mati Sánchez y Mati Giraudo. Hablé con Luciano y él se va a mantener física y técnicamente en buenas condiciones. Pronto tiene que pasar por una cirugía de cálculos renales. Después de eso va a necesitar un tiempo de descanso lógico de un jugador con tanta experiencia y que juega muchos años en el alto nivel. Sea como fuere, yo lo quiero cerca de la Selección. Después se verá si él está en condiciones de jugar. Argentina siempre necesita un gran jugador como Luciano. En su momento veremos qué decisión tomamos.
–Es decir que hay al menos una ventana abierta a la ilusión de ver jugar el Mundial.
–Depende de varios factores. Él tiene siempre las puertas abiertas y sé que se va a mantener en buena forma física. Luciano es parte importante de la Selección en cualquier función. Principalmente como jugador, por supuesto, pero siempre fue bueno para el grupo y siempre colaboró en muchos planes. Lo queremos siempre cerca. Insisto: en su momento evaluaremos qué decisión tomamos.
–Sin Luciano en cancha, también hay que pensar una nueva era y nuevos estilos de juego. Con Mati Sánchez, debido a su estatura, se puede jugar de una manera. Con Mati Giraudo, por sus características físicas y estilo de juego, de otra.
–Por supuesto, tienen características de juego distintas. Cuando Mati Sánchez esté adelante, tal vez se arme distinta la defensa. Pero Mati puede dar mucho. Es un muy buen levantador. Juega muy bien al vóleibol y sus equipos siempre rotan en un porcentaje muy alto.
Giraudo es otra cosa completamente distinta: un levantador que puede dar también mucho en saque, en bloqueo, en defensa y, si entiende cómo funciona la selección y cada uno de sus atacantes, puede aportarnos mucho.
–Sé que al finalizar París 2024 algunos jugadores plantearon que se retirarían o pedirían un año sabático para 2025. De aquellos, Facundo Conte es el único que se retiró. ¿Habrá año sabático para algunos jugadores?
–No, no. Año sabático completo, no. Por lo menos es lo que habló con ellos. Seguramente me falta hablar con alguno, pero lo que hable con ellos es que están todos a disposición de la Selección. Algunos pidieron algunos días más de descanso, e hicieron ese pedido muy respetuosamente. Seguramente se los concederemos. Pero no estoy pensando en darle un año sabático a nadie.
–Con De Cecco fuera de la VNL y sin Conte en el equipo, ¿Loser será el próximo capitán?
–Puede ser, puede ser. En realidad, hay varios jugadores en condiciones de ser capitán. Jugadores que son líderes de este nuevo grupo: Agustín Loser, Santi Danani, Bruno Lima. Vamos a estar decidiéndolo con mi personal.
Más allá de los nombres particulares, hay jóvenes que pueden crecer mucho más y otros no son tan jóvenes que pueden cumplir otras funciones que también los van a hacer crecer. Vos nombraste a Loser y puedo utilizarlo como ejemplo: quizás cumpla otra función que le dé más responsabilidades y eso lo puede hacer crecer más dentro del equipo. Aun así, lo importante siempre es lo colectivo: formar una buena Selección.
–Con los movimientos de los que venimos hablando y de la renovación del plantel, parece difícil pensar en repetir los grandes logros de temporadas recientes. ¿Cómo se transita eso? ¿Cómo cambian los objetivos?
–No lo veo de esa manera. Creo que tenemos un buen equipo y hay jóvenes que van a asumir otros roles. Vamos a tratar de alcanzar un nivel de juego que nos permita competir con los grandes. Y con los resultados nunca se sabe. En la VNL 2023 terminamos quintos en la etapa regular. ¿Quién iba a apostar a que íbamos a terminar quintos en etapa regular con un equipo muy renovado? Además, esa Argentina jugaba muy bien al vóley. Nos tocó Italia en cuartos de final y sufrimos una intoxicación por la cual casi todos los chicos estaban “destruidos”. Tuvimos mala suerte justo ahí. Pero jugamos en gran nivel.
Somos Argentina y sabemos que tenemos que trabajar y estar siempre al máximo de nuestras posibilidades. Sabemos nuestras limitaciones y sabemos nuestras fuerzas. Y se puede crecer mucho, sobre todo porque tenemos jugadores haciendo gran experiencia en ligas poderosas como las de Polonia, Brasil e Italia, en Polonia. Si estamos al máximo, competimos con cualquiera y les podemos ganar a muchos.
Saber es decisivo: sintetizar es la clave
Lo dicho: en los tiempos muertos, en Selección o en sus clubes, Méndez suele transmitir tranquilidad y mesura. No gesticula demasiado. Utiliza pocas palabras. Es, naturalmente, parte de su sello, y una evolución respecto de lo que exige el deporte moderno, en el que se entrecruzan saberes, capacidad de gestión, interacción con los jugadores y el staff, conocimientos estadísticos y tecnológicos. Sintetizar es la clave.
–La figura del entrenador parece haberse completado. En la actualidad, ¿cuánto tiene que saber de vóley, gestión, comunicación, relaciones, estadísticas?
–El jugador te respeta por varias cosas, pero esencialmente por el conocimiento que tenés. Ellos perciben rápidamente si uno sabe de entrenamiento, si sabe de vóley, si sabe del vóley internacional. El conocimiento es algo importantísimo. Otra cosa muy importante es saber relacionarse con los jugadores y con el staff técnico. Y también con los dirigentes, pero principalmente con los jugadores y con el staff. Uno tiene que tener empatía e inteligencia emocional.
Los jugadores necesitan, aparte de lo técnico, alguien que los ayude en su vida: en su vida personal, en su vida dentro del club. Agradecen tener alguien que los guía. El proceso de maduración de los jugadores cambió: antes, a los 18 o 20 años era un jugador hecho y derecho. Ahora el proceso se alargó muchísimo. Entender eso es algo fundamental.
– ¿Cómo aplica esos cambios a situaciones cotidianas?
–Respecto del conocimiento, es clave cómo prepararás los partidos y los entrenamientos, y cómo hacés crecer a los jugadores. Ellos no quieren que uno venga solamente a dar un entrenamiento táctico y tirar una pelota para un lado para otro. Necesitan encontrar qué cosas mejorar en cada período, en cada temporada: alguna cuestión técnica, alguna cuestión táctica. Y pasa con jugadores de 20 años y jugadores de 35. Uno, como entrenador, tiene que estar preparado para ofrecerle eso al jugador. Y las relaciones humanas, especialmente con ellos, son importantísimas. Nunca hay que dejar de aprender sobre eso.
–En la última semana vi transmisiones de un partido de Champions y otro de Plus Liga. Lo observé muy tranquilo, con mensajes muy acotados. ¿Cómo funciona en ese sentido?
–Trato de dar los mensajes justos. El jugador necesita ayuda. No necesita que un entrenador les diga: “¡Vamos, vamos!”. En algún momento específico puede ser que ayude el “¡Vamos, vamos!”. Pero necesitan que los salven de una situación complicada con alguna indicación específica.
De un set a otro, el jugador necesita un tiempo para descansar la mente y después, un tiempo cortito para que uno le dé simples detalles de lo que tiene que hacer. Después, ellos juegan. Ellos saben jugar. Necesitan detalles de lo que tienen hacer y cómo pueden mejorar en ese momento, porque quizás perdieron la lucidez, pero hay que decirles cosas específicas y no mucho más.
–¿Tiene colegas con los que comparten estas inquietudes sobre nuevas habilidades que deben tener los entrenadores?
–Hablo mucho con mi staff, porque hace muchos años que lo conozco y tratamos siempre de poner todo en duda para seguir creciendo. Tengo gente muy capaz trabajando conmigo, tanto en el club como en la Selección. Es importante que todo el personal, no sólo en lo técnico, sino en preparación física o los médicos y los kinesiólogos sea gente que está tratando de crecer e innovar.
Con algunos entrenadores me llevo muy bien y converso seguido: Andrea Giani (gloria del vóley italiano, campeón olímpico como DT de Francia en París 2024), Tuomas Sammelvuo (ídolo finlandés, le ganó la final de la Champions al equipo de Méndez en 2022/23 y logró la medalla de plata dirigiendo a Rusia en Tokio 2020+1), Philippe Blain (histórico entrenador francés que transformó a Japón en revelación en los últimos años), Roberto Piazza (dirige Milano, que juega Champions, con pasado reciente en la selección de Países Bajos y actualmente en la de Irán), por ejemplo.
Son entrenadores con los que comparto algunos momentos: algunos vinieron a ver mis entrenamientos en Polonia y discutimos sobre estos temas. Sammelvuo, Giani y el próximo entrenador de Canadá, Dan Lewis, vinieron a Polonia. Aprovechamos esos momentos para intercambiar y saber qué está haciendo cada uno. En Selección, sobre todo en VNL trato de “espiar” un poco los otros entrenamientos para ver qué están haciendo otros y qué podemos mejorarnos.
–¿En qué cambió la vóley en los últimos años? ¿Cuáles son los mejores entrenadores después de esos cambios?
–Cambió sobre todo la potencia: la potencia de saque, la potencia de ataque. Los entrenadores que hacen la diferencia son los que mejor trabajan la parte técnica. Para mí, en este momento hay muy pocos entrenadores que trabajan la parte técnica y que conocen un fondo de técnica. Veo muchos ejercicios globales de juego, de táctica, pero no saben corregirle un brazo a un jugador, no saben cómo hacer más eficiente un saque o indicar cómo debe pararse un jugador en recepción.
–¿Observa esas falencias incluso en el alto nivel de la Plus Liga polaca, la Superliga de Italia o la Champions?
–Incluso en el alto nivel, en todos los lados. Los jugadores llegan a Plus Liga o la Superliga italiana con muchas deficiencias técnicas. Los entrenadores, además de manejar el grupo y de ver muchos detalles tácticos, necesitan hacer crecer a sus jugadores desde lo técnico, sea en un período determinado o en toda una temporada. Para mí, esos son los entrenadores que se destacan.
–Usted ganó todo en Brasil, incluyendo Mundiales de Clubes, y ganó mucho en Polonia, con dos finales seguidas de Champions y ahora tiene posibilidades de repetir o mejorar eso. Y ya tiene un acuerdo para dirigir un equipo italiano. ¿Qué significa, en lo personal, este momento profesional?
–No quiero hablar de mi próximo equipo. Aún no se hizo el anuncio oficial y hay un colega trabajando. Soy muy respetuoso de esas cosas. Pero respondo a tu pregunta: es un orgullo. Siempre les digo a mis amigos que es doble orgullo, porque siempre fue “por la vereda del sol”. Siempre fue trabajando y tratando de hacer las cosas bien. Hace poco tuve un ofrecimiento para ir a trabajar a otra liga en la que me ofrecían el triple de dinero que los mejores clubes de Italia, donde también se gana muy bien. Y lo rechacé porque me gusta la vóley de altísimo nivel. Quiero hacer en Italia los mismos que fui haciendo en Argentina, España, Brasil y Polonia. Quiero ganar, pero también quiero mostrar mi trabajo, el sello de cómo me gusta trabajar, esta vez en Italia.
–En este recorrido de casi tres temporadas se dirigió a jugadores de polacos altísimo nivel, y a otras figuras internacionales como los franceses Patry y Toniutti. ¿Admira a algunos de ellos por su forma de encarar el vóley, entrenar o jugar? ¿Va a extrañar compartir equipo con ellos?
–Creo que establecí muy buena relación con muchos jugadores: Patry, su compatriota Boyer. Toniutti es como Luciano De Cecco: es un «todo vóley». Son jugadores que saben todo del vóley, están todo el día hablando de vóley, discutiendo de vóley. Para mí, Toniutti será entrenador de un gran equipo, por cómo entiende la vóley. Con los polacos Tomasz Fornal y Jakub Popiwczak establecí una relación muy buena, porque además los tuve en mis tres temporadas en el club.
–¿Fornal es el más “argentino” de los polacos? Es pasional y no tiene uno de esos físicos descomunales de algunos moles.
–Tiene muchas cosas, muchas habilidades. Y esa agresividad tal vez como tenía Kubiak (otra estrella polaca) en un momento. Aparte de ser un crack como jugador, es una excelente persona. Y es un gran jugador de grupo: tiene un corazón muy grande, ayuda a sus compañeros, ayuda a todo el mundo. También es una máquina de entrenar y de trabajar. Un voleibolista completísimo.
–Raúl Lozano y Daniel Castellani son dos entrenadores argentinos que dejaron huella en Polonia y narraron lo que significa el vóley para los polacos. A la distancia suena difícil de imaginarlo. ¿Qué representa el vóley en Polonia?
–En Polonia, el vóley es como nuestro fútbol. Es una pasión. Acá se habla todo el día de vóley. La gente piensa en vóley. En la calle te reconocen. Con los jugadores de la selección polaca pasa algo casi increíble: no pueden entrar a un shopping, no pueden ir a un restaurante, porque se la pasarían firmando autógrafos y sacándose fotos. Son estrellas populares.
La vóley polaco lleva mucha gente a los estadios. Y la gente está apasionada por sus clubes y por su selección. No creo que haya muchos lugares en el mundo en los cuales además la gente sepa de vóley y opine de vóley. Quizás el único lugar en el mundo en el que vi algo similar fue en Brasil, cuando dirigí al SADA Cruzeiro en Minas Gerais. No sé si la gente sabía de vóley, pero era apasionada. Y hablo de Minas Gerais y no de todo Brasil. Lo de Polonia es una cosa increíble.
Fuente: Gabriel Rosenbaum/Insiders – Fotos: Jastrzębski Węgiel y Vóleibol Mundial
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